El documento es un cartel realizado por el Fondo de las Naciones Unidas por la Infancia (el UNICEF) y el centro nacional de documentación pedagógica a propósito de los derechos del niño. Consta de una parte escrita, con un gran título (Convención de las Naciones Unidas por los Derechos del niño) y las referencias, o sea los autores del cartel, y de un dibujo.
El dibujo representa a varios niños que parecen formar un ramillete de flores a causa de su disposición, ya que están apretados unos a otros, y de la especie de florero en el que están. Por lo tanto, hay una comparación de los niños con flores, que son el símbolo la frescura, la amistad, el regalo, la intimidad, la alegría. Podemos también ver en este dibujo la representación de un trofeo con los niños y el florero que entonces se convierte en una copa. Así, los niños constituyen el emblema de la victoria, una victoria sobre la vida y el odio.
Por fin, los colores nos indican que los niños dibujados son de todas las naciones, no hay ninguna distinción entre los "Negros", los "Blancos" y los "Amarillos". Por otra parte, todo el mundo sabe que es con una mezcla de todas las clases de flores que hacemos los ramilletes más bellos.

El problema de los derechos del niño es un tema muy importante porque no sólo los niños son seres humanos de la misma manera que los adultos sino que además, son seres frágiles que debemos proteger y seres que llevan el porvenir en ellos. Por eso, los derechos del niño son esenciales y todo el mundo tiene que respetarlos. Los derechos más importantes son el derecho a la educación, a la igualdad, a la protección, a la identidad, a una buena calidad de vida, a la integración, al amor, al juego, al auxilio, a la solidaridad...
Sin embargo, un acta espantosa , a la par a nivel humano, ético y a nivel político, se impone: a menudo los derechos del niño no son respetatos, ni en los países subdesarrollados del tercer mundo, ni siquiera en ciertos países ricos del Norte, tal como los Estados Unidos. Así por ejemplo, el derecho a la educaciõn es violado en numerosos países asiáticos donde los niños trabajan en vez de ir a la escuela. Eso es totalmente inmoral porque constituye una esclavitud.
Luego, en América Central, en América Latina, en India o incluso en Europa del Este, otro derecho es voluntariamente olvidado en el hecho de que muchas niñas son sometidas a un rufiano que las prostituye aunque es prohibido por le ley y degradante para con la dignidad de las niñas.
Lo escandaloso es que los gobiernos de esos países nada hacen para parar esos delitos. Al contrario, han decidido cerrar los ojos, como si no se preocuparan por la vida, el bienestar y los derechos del niño, porque representan una mano de obra barata y una fuente de renta suplementaria y porque no quieren que la mafia local sea dirigida contra ellos. Y por más que las asociaciones y organizaciones internacionales, como el UNICEF, multipliquen las acciones a través del mundo, la situación no ha cambiado todavía.
A mi parecer, la vida y la felicidad de los niños y el respeto de sus derechos son más importantes que todo y medidas de represión mas drásticas deberían ser tomadas para que nunca más la convención por los derechos del niño sea mancillada.

Sophie Chambefort
Gracias a Céline Reymond por el tratamiento de texto